Fruto de la colaboración de algunos de los más prestigiosos investigadores del mundo militar en la Antigüedad surge esta obra bajo los auspicios, nada más y nada menos, de la Comisión Española de Historia Militar de la Real Academia de la Historia y el Ministerio de Defensa. Y, ¿que nos encontramos en ella? Pues eso mismo es lo que vamos a explicar a continuación.

Partiendo por la edición, podemos mencionar como aspectos negativos, el reducido tamaño de la letra, que hace la lectura un poco pesada y la nula calidad de las fotografías. Ambos aspectos se asumen sin demasiados problemas comprendiendo que no es una obra destinada al gran público y por cuestiones económicas hubiera sido una locura editarla con todo lujo. Sin embargo, cuando en muchos de los capítulos se están mencionando hallazgos arqueológicos, no deja de irritar un tanto la ausencia de más documentación gráfica, tan necesaria en estos casos. Por lo demás, edición en tapa dura, notas a final de cada capítulo y una amplísima bibliografía al final de la obra.

Ya entrados en materia, comprobamos que estamos ante una obra muy desigual en todos los sentidos. Desde luego, debe ser muy complicado poner de acuerdo a tantos estudiosos y al fin y al cabo el hilo conductor deja margen a una cierta libertad, pero queda la sensación de que en algunos casos han colado algunos capítulos “con calzador” como, por ejemplo, el dedicado a las Islas Canarias, que parece quedar fuera de contexto y casi se limita a hacer una rápida enumeración de las campañas de los conquistadores en las islas, ya en el s. XV d. C.

Ojo, cuando hablamos de capítulos, bien pudieramos estar hablando de artículos científicos, porque, como digo, queda más la impresión de ser eso, una sucesión de artículos científicos. De hecho, los que hemos seguido a algunos de los autores que escriben aquí podemos concluir que vienen a decir lo que ya habían dicho en las revistas científicas pero lo hacen aquí de manera más consisa (algunos trabajos, como el Morillo sobre los campamentos romanos son deudores o incluso someros resúmenes de trabajos anteriores mucho más elaborados). Esto parece dejarnos una sensación algo ambigüa, lo cual quizás sea injusto, porque si leyeramos por primera vez algunos de estos capítulos, quedaríamos satisfechos con el nivel de información y la manera en que viene presentada pero como vengo diciendo, esta obra está pensada, supongo, para lectores iniciados; el público general quedará mareado entre datos que desconocía previamente, y los estudiosos seguramente quedarán con ganas de más. Vemos cómo en ocasiones se suceden las enumeraciones de yacimientos y descripciones del armamento hallado en los registros arqueológicos. Es aquí donde una imagen valdría más que mil palabras. Cualquiera que halla leído algo de estos temas identifica sin mayores dificultades Las Cogotas, Los Millares, Monte Bernorio, etc. Pero, insisto una vez más, los profanos se sentirán desamparados.

Por ser algo más concretos podemos decir por ejemplo que el capítulo dedicado al Calcolítico está desarrollado a la manera de un artículo científico, con abundantes datos y la usual terminología, desconocida totalmente para el público no iniciado. Algo que se puede constatar también en el capítulo dedicado a la Edad del Bronce. Por mi parte esperaba quizás una obra más didáctica. En otros casos, y debido a lo reducido del espacio disponible, queda la sensación de que el trabajo es algo apresurado (véase por ejemplo el capítulo dedicado a la Segunda Guerra Púnica o, peor aún, el de las Bagaudas, tema sobre el que se pasa de puntillas). Teniendo en cuenta la calidad de quienes escriben aquí, esto causa una especial desazón, algo que quizás podremos minimizar echando mano a la completa bibliografía. En algunos momentos asistimos a una simple enumeración de fuentes clásicas, sin mayores críticas. Es posible que cada lector note estos “defectos” en aquellos capítulos en los que está más versado, pero, en definitiva, queda la impresión de que algunos capítulos son demasiado sesgados o se centran demasiado en un determinado período cuando se presentan como generales.

Pese a lo anterior, podemos afirmar que en general la obra responde a los objetivos planteados, ofreciendo una base adecuada para posteriores investigaciones, recogiendo las fuentes clásicas para que sea el lector el que acuda a ellas directamente y presentándose como un compendio que no deja de ser interesante. En el peor de los casos, la obra constituye una magnífica puesta al día, aunque con una actualización muy desigual.

Me gustaría, para finalizar destacar la maestría de Fernando Quesada Sanz, cuyas dotes investigadoras y divulgativas están ya fuera de toda duda. Quizás sea por una cuestión de interés particular, pero me ha encantado el capítulo dedicado a la guerra en la Hispania prerromana. Quesada se aleja de las narraciones tradicionales para introducir nuevos datos, tales como, por ejemplo, los del esfuerzo demográfico en la guerra (p. 196). Igualmente, puedo decir que el capítulo dedicado por Peralta Labrador a las Guerras Cántabras es un buen repaso al estado de la investigación, especialmente presentando las novedades que ha introducido el propio Peralta, quien, no lo olvidemos, es responsable de gran parte de los últimos avances en este conflicto. No obstante, quienes hayan seguido las publicaciones del investigador cántabro no encontrarán nada nuevo en este trabajo. Y finalizo echando en falta a algunos expertos en distintas materias. Véase, por ejemplo, las constantes alusiones al excelente trabajo de Rebolo Álvarez en el capítulo sobre la Guerra en el Mar, cuando quizás lo más lógico hubiera sido encargárselo a él.

En definitiva, recomiendo la obra a todos aquellos que todavía no tengan sus estanterías muy pobladas de volúmenes sobre De Re Militari porque puede ser un excelente punto de partida.