En la Piedra Lunar, Wilkie Collins (1824/1899) hace un planteo enigmático sobre la misteriosa desaparición de un importante y conocido diamante hindú acaecido en el seno de una familia de la alta sociedad Victoriana.
El relato se desarrolla alrededor de la decisión de un viejo amigo de la familia que trata de reconstruir los hechos varios años después de acaecido el robo.
La novedad de esta obra no radica en el tramado, son muchas la novelas que se plantean el robo o desaparición de objetos valiosos.
Lo sustancial en la obra de Collins no es el crimen ni su autor sino el “método” que utiliza para descifrar el misterio.
El protagonista de la novela invita a todos los integrantes de la familia y a la servidumbre a que relaten los hechos referentes a la desaparición del diamante y de los cuales hayan sido testigos presenciales.
Asi salen a luz una serie de circunstancias acaecidas en el seno de la familia y los sirvientes; celos, desconfianzas, pasiones, amores, narrados desde sus propios intereses y perspectivas.
El lector devela el misterio con la lectura de todos los relatos que finalizan armando el rompecabezas.

Con esta novela Wilkie Collins inicia una corriente literaria (y hasta epistemológica) que se ha dado en llamar “perspectivismo”.

El “perspectivismo” conlleva al reconocimiento de la limitación de la capacidad del hombre para comprender la realidad en su totalidad.
Dependemos de nuestros sentidos (perfectibles) de nuestra razón (limitada) de nuestras emociones (inestables) de nuestros deseos (caprichosos) en suma de nuestras subjetivas “perspectivas”.
De esa limitación deviene la obligación de asumir una actitud de humildad intelectual que nos induzca a explorar todas las "perspectivas" posibles a nuestro entender, pero ello no nos librará de la ”perfectibilidad” de nuestros conocimientos; seguirán siendo inciertos.

Hace 2.500 años Tales de Mileto impulsó un cambio en la metodología de aprehender la realidad, dando nacimiento al conocimiento problemático; el “método científico”

Sin embargo, con el devenir de los siglos, aquella revolución que enriqueció a la civilización con distintos conocimientos y nuevas tecnologías, se comió a sus propios hijos y una nueva clerecía, esta vez laica, con otros ritos y oscuras catedrales se adueñó del destino de la humanidad, haciendo oídos sordos al humilde llamado de nuestras limitaciones y transformando a todo el planeta en una gigantesca factoría depredatoria, cuya única finalidad y nuevo dogma indiscutible parece ser la extracción de toda riqueza posible, hasta la extenuación.(*)

Sir Arthur Eddington decía que los científicos se asemejan a los pescadores que utilizan redes (la red como metáfora del “método”); ¿Lo que no captura la malla de la red no existe o no es conocimiento?

Cualquier método (red) implica una limitación selectiva de cuanto no ha podido tomar en cuenta (pescar) y que se descarta en merito de la escasa captura.
Toda metodologia (y tecnicas) debiera ser usada con humildad, pues cualquier conclusión a que arribemos será a costa de haber ignorado otras tantas.

Es por ello que llegamos a comprender lo que está pasando en la Tierra. Creo llegado el tiempo de exigir a los “actores del drama humano” cuenten los hechos desde su propias “perspectivas” y así nos quede alguna posibilidad de entender la trama final; si es que vivimos hasta ese entonces.

(*) S.E.P.A. art. editorial.-