1.- LA SITUACION DEL REINO VISIGODO DE TOLOSA A PRINCIPIOS DEL SIGLO VI.

Desde su instalación en Aquitania gracias al foedus firmado con Roma en 418, el reino visigodo, mediante la acción de reyes como Teodorico I (418-451), Teodorico II (453-466) y Eurico (466-¬484), aumentó su territorio y peso político tanto en las Galias como en Hispania.
A la muerte de Eurico, subió al trono su hijo Alarico II (484¬507) [ISID, Goth. 35-36; JORD, Get. 245; Chron Caesaraug, a.484.], de quien nos interesan especialmente los últimos años de su reinado, es decir, los primeros años del s.VI. En el año 506 tienen lugar dos hechos importantes que demuestran la fragilidad interna del reino visigodo, sobre todo en Hispania: la rebelión de Petrus en la Tarraconense y el Concilio católico de Agde.
La rebelión de Petrus nos es conocida por una crónica de la época. Petrus se levantó contra el poder visigodo y, vencido, se vió obligado a refugiarse en la ciudad de Tortosa. La ciudad fue sitiada y tomada, siendo Petrus capturado y ejecutado (y su cabeza paseada por Zaragoza) [Chron Caersaraug, a.506]. J. ORLANDIS opina que estamos ante un nuevo levantamiento de la aristocracia hispana contra los visigodos (en 496, un tal Burdunelus se había rebelado también en la Tarraconense, pero, traicionado por su gente, fue capturado y ejecutado en Tolosa [Chron Caesaraug, a.496 y a.497]). L. GARCIA MORENO apunta una idea sugerente: la existencia de un posible contacto con los francos.
Otro de los acontecimientos importantes del reinado de Alarico II es la celebración de un Concilio católico en la ciudad narbonense de Agde en este mismo año de 506. Se trataba del primer concilio niceano celebrado en las Galias desde la llegada de los godos a Aquitania. A este Concilio, que restituía la posición de la Iglesia Católica en las Galias, no acudieron los obispos hispanos por falta de tiempo o a causa de las rebeliones de la Tarraconense, punto de paso obligado. Se buscaba en este Concilio, tolerado por el arriano Alarico II, una rápida solución a las diferencias religiosas que dividían a los visigodos de sus súbditos romanos.
En efecto, la situación religiosa en el reino visigodo era complicada. Eurico, ferviente arriano, había perseguido con saña a los católicos, tal como indica Sidonio Apolinar en una de sus cartas, fechada en la primavera de 475. Esta situación hizo que la Iglesia se pusiera en contra de los reyes visigodos y apoyara a los francos. Por ejemplo, Cesareo, obispo de Arlés y más tarde cabeza del Concilio de Agde, fue temporalmente exiliado por ofrecer su ciudad a los burgundios, aliados de los francos. Por su parte, R. D'ABADAL piensa que Alarico II fue tolerante con los católicos y que, igual que había dos leyes, una para los visigodos y otra para los romanos, había dos Iglesias. También R. MATHISEN y H. SIVAN consideran que Alarico II mejoró en lo posible las relaciones con la Iglesia católica, lo que demostró de forma inequívoca al permitir que se pudieran cubrir las vacantes episcopales que quedaban en diversas ciudades de su reino. Es más, el propio Cesáreo de Arlès consiguió que su ciudad obtuviera una exención perpetua de impuestos. Aunque Alarico II, cuando lo requeía lo que podríamos denominar “seguridad nacional”, mostraba mano dura con los obispos y no dudó en exiliar a áquellos que mostraban connivencia con el enemigo (como en el mencionado caso del exilio de Cesáreo en 505 [GREG TUR. HF. 1.21]). En todo caso, cualquier intento de reconciliación que el Concilio de Agde supusiera quedó cortado por la guerra entre visigodos y francos.
En resumen, vemos que Alarico II debió enfrentarse a serios problemas internos (la levantisca aristocracia hispanorromana, la hostilidad no disimulada de la Iglesia Católica), a la vez que soportaba la presión externa del imperialismo franco. El rey visigodo intentó atraerse a los católicos mediante una política conciliadora y tolerante (Un segundo intento de reconciliación lo supuso la proclamación de la Lex Romana Visigothorum (507), último intento de Alarico II de ganarse a sus súbditos romanos ante la inminente guerra), mientras acalló las rebeliones internas por la fuerza de las armas. El fracaso de su política interior fue uno de los factores (quizás el más importante) del rápido hundimiento del poder visigodo en las Galias tras la derrota de Vouillé.

2.- LA SITUACION DEL REINO FRANCO A PRINCIPIOS DEL SIGLO VI. SU FORMACION Y CONTACTOS CON OTROS PODERES DE LAS GALIAS.

Los francos pertenecen al movimiento migratorio que L. MUSSET ha denominado segunda oleada de invasiones, caracterizada por una serie de rasgos que me limito a señalar: los elementos que participan en ella son muy homogéneos y casi exclusivamente germanos; el avance es muy lento; las batallas y hechos espectaculares son muy escasos; estos grupos hablan lenguas de la familia wéstica.
Por lo que respecta a la migración franca, ésta se da en un tracto cronológico de aproximadamente cien años (440-534). Podemos dividir a los francos en dos grandes grupos. Los ripuarios o renanos vigilaban para Roma la orilla izquierda del Rin. Su mayor intervención se produjo a finales de 406, cuando defendieron valerosamente, aunque sin éxito, la frontera renana de la invasión de suevos, vándalos y alanos (esta es la tesis canónica, si bien un reciente estudio de Ph. Wynn la pone en entredicho a partir de un exhaustivo análisis de las fuentes, especialmente de los fragmentos de la Historia de Renato Profuturo Frigerido recogidos por Gregorio de Tours en su Historia Francorum). El otro grupo, más importante, era el de los salios, originarios del Sainad, región ubicada en los modernos Países Bajos. Se instalaron el norte de Bélgica, expandiéndose, o quizás sería más propio decir infiltrándose, hacia la región de Tournai y Cambrai en el decenio de 430-440. Durante muchos años fueron alaidos de Roma, pero su fidelidad cesó en los años 465-468.
La ascensión del reino franco está indiscutiblemente marcada por las acciones del rey Clodoveo I (481-511), hijo del rey Childerico, muerro en el año 481 y enterrado en su capital, Tournai (además del de Childerico, había otros reinos francos en Cambrai y Colonia). Childerico ya había comenzado la expansión franca hacia el oeste con un intento fallido de conquistar París. De hecho, fue el último rey franco directamente vinculado al Imerio romano de Occidente, a favor del cual defendió Orleáns ante los visigodos en 463.
El primer gran éxito de Clodoveo fue la victoria sobre Siagrio, gobernante de un enclave galorromano en el occidente galo concapital en Soissons, ciudad tomada por los francos en 486. Siagrio se refuigió en la corte tolosana, pero fue entregado a Clodoveo ante la amenaza de éste de emprender una guerra (como narra con todo detalle GREG TUR HF. 2.27). Como han destacado MATHISEN y SIVAN, en el que es, posiblemente, uno de los mejores estudios sobre el reino de Tolosa, es en este episodio y su narración y explotación por parte de Gregorio de Tours, cuando nace la idea, que posteriormente haría fortuna en la historiografía, de que Alarico II era un rey caracterizado por la cobardía. Con la caída de Soissons desaparecía el más importante foco de resistencia galorromano tras la caída del Imperio en 476. Gran parte del ejército galorromano de Siagrio pasaría entonces a formar parte del de Clodoveo. Su siguiente paso fue acabar con el peligro turingio, que amenazaba su flanco oriental, cosa que hizo en 491. Otro gran peligro fue neutralizado por Clodoveo al vencer y hacer retroceder hacia el alto Rin a los belicosos alamanes tras la batalla de Zulpich o Tolbiac (496, 497 ó 500). Finalmente, cabe mencionar que en 498 Clodoveo llegó a un acuerdo con los cristianos “Aborychi”, que vivían en la actual Bretaña, al noroeste de Tours. La historiografía suele identificarlos con los armoricanos. A. JIMÉNEZ DE GARNICA los considera una heterogénea mezcla de alanos, bretones inmigrados huyendo de los sajones, nobles galorromanos y legionarios asentados en las actuales Bretaña y Normandía.

3.- UN PRECEDENTE DIRECTO: LA CAMPAÑA FRANCA EN AQUITANIA EN LA DÉCADA DE LOS 90.

Hay diversas noticias, provenientes en la mayoría de las ocasiones de fuentes menores o tardías, que permiten si no reconstruir la posible campaña emprendida contra los visigodos por Clodoveo en la última década del siglo V, al menos dar indicio que nos ayuden a señalar sus momentos claves. Para ello, aquí seguiré las investigaciones al respecto realizadas por B. BACHRACH y R. MATHISEN y H. SIVAN.
El continuador de la Crónica de Próspero, una fuente menor de finales del siglo V, menciona que los visigodos conquistaron la ciudad de Saintes en el año 496 (“Alaricum anno XII regni sui Santones obtinuit”. Auct.prosp.haun: MGH AA 9.323). Teniendo en cuenta que Saintes era una ciudad goda, nos encontramos ante la noticia de una reconquista. Es bien cierto que no se nos indica a quién se está reconquistando la ciudad (a este respecto BACHRACH ha señalado juiciosamente que quizás no se trate de una conquista por parte franca, sino de razzias buscando botín, de los francos o, incluso, de sajones: no sería la primera vez), pero hay otras noticias que hacen que pueda ser incluida en una serie de ciudades conquistadas, y luego perdidas, por Clodoveo.
En este sentido, MATHISEN y SIVAN señalan otra noticia, esta vez más tardía, que señala la presencia de Clodoveo ante la tumba de San Martín, sita en Tours, ante la que prometería convertirse al catolicismo, lo que le valdría la simpatía de la población católica galorromana, hasta tal punto que Gregorio de Tours (HF 2.35) llegó a escribir: “multi iam tunc ex Galliis habere Francorum dominos summo desiderio cupiebant”, es decir, que desde entonces muchos galos desearon tener señores francos. Teniendo en cuenta, de nuevo, que Tours se encontraba en territorio godo, nos encontramos ante la sóla posibilidad de que Clodoveo hubiera ocupado militarmente la ciudad, lo que debió ocurrir antes de su bautizo, que M. SPENCER ha fechado en 496 ó 497.
Una tercera noticia traigo a colación. Se trata de la que narra la conquista de la ciudad de Burdeos, indudablemente goda, y la captura en ella del duque godo Suatrio (“Anno XIIII Alarici Franci Burdigalam obtinuerunt et a potestate Gothorum in possessionem sui redegerunt capto Suatrio Gothorum duce”: Auct.prosp.haun: MGH AA 11.323).
La conclusión que se derivaría de las noticias arriba reseñadas es la existencia de una campaña franca en tierras aquitanas en 495 y 496, en la que Clodoveo ocuparía temporalmente las ciudades de Tours, y probablemente Poitiers, muy cercana y camino directo desde territorio franco, Saintes y Burdeos. Esta campaña estaría, as u vez , influenciada por la distracción que para Alarico supuso la rebelión de Burdunelo, que impediría acudir con premura a defender su frontera norte y por las guerras contra los alamanes, que harían que los francos no pudieran defender adecuadamente sus nuevas conquistas y debieran anbandonarlas.
Durante los años siguientes a su bautismo, Clodoveo intervino activamente en la guerra civil burgundia (500), venciendo a la facción de Gundobando cerca de Dijonl. Desde allí se dirigió a Vienne, pero una incursión de Alarico II en el Loira le hizo desistir de sus propósitos y regresar a su territorio. En una isla del Loira (Amboise) tuvo lugar una entrevista entre ambos monarcas en la que se acordó una paz entre los dos reinos (GREG TUR, HF 2.35). Según H. V. LIVERMORE, esta entrevista fue organizada por el rey ostrogodo Teodorico I, qiuen buscaba cubrirse las espaldas ante una posible agresión franca y las intrigas bizantinas. Sobre este tema A. M. JIMENEZ DE GARNICA apunta la posibilidad de que tal entrevista no se hubiera producido, siendo la noticia de Gregorio de Tours una versión tendenciosa de la retirada de Clodoveo de territorio burgundio debido a la incursión visigoda antes mencionada. No debemos olvidar en ningún momento la total subjetividad y tendenciosidad de Gregorio de Tours (c.540¬-594), un galorromano de Auvernia que intenta en todo momento justificar la expansión franca en las Galias.
En el año 505, Clodoveo derrotó definitivamente a los belicosos alamanes, mientras mantenía el satatu quo con los visigodos. A la vez que se culminaba la conquista de los alamanes por los francos, el rey ostrogodo Teodorico I ocupaba la antigua provincia romana de Retia, con la intención de poner límite a la expansión hacia Italia y Dalmacia de los francos. Pero esta acción tuvo un efecto secundario: encauzó la expansión franca hacia territorio visigodo.

© Francisco Javier Sanz Huesma, 2006, 2011.